Cómo empezó la aventura Glifing

Soy Montserrat Garcia, madre, psicóloga y empresaria. Me defino con estos tres conceptos porque son los que dan sentido a la historia que os quiero explicar: el origen de Glifing y de Aveseradi.
Soy madre de una chica y dos chicos, Julia, Jan y Mario. Mario, el pequeño (un pequeño de 18 años), siempre había ido mal en la escuela, desde muy pequeño ya vimos que la escuela no era su lugar ideal. Lloraba cuando le dejábamos en la escuela por las mañanas y a menudo sufría dolores de estómago y de cabeza antes de entrar.
Una anécdota muy gráfica se remonta a cuando Mario tenía sólo 5 años y acababa de empezar 1º de primaria. Un día al salir de escuela Mario me preguntó "Mamá, ¿qué tengo que hacer para poder trabajar?" ¡Tenía sólo 5 años y ya quería abandonar la escuela!

En el colegio lo definieron así:


"niño muy inteligente, con bloqueo emocional"

y bajo este marco fuimos pasando días... y años... y el fracaso cada vez era más extensivo. Primero el fracaso afectaba a las asignaturas relativas a las lenguas, pero poco a poco fue "contagiando" otras áreas, y como efecto "mancha de aceite" ocupó todas las materias, porque al fin Mario tiró la toalla y donde no faltaban los conocimientos, como gimnasia y plástica, terminó por faltar la actitud.


A partir de entonces Mario dejó de ser



"niño inteligente con bloqueo emocional"

para pasar a ser



"niño que puede, pero que no quiere".

Y de ahí pasó a ser

"niño al que no podemos ayudar, porque él no se deja ayudar".

Ahora, antes de seguir, dejádme que os diga un par de cosas en respuesta a estas tres frases definitorias de Mario:

1º Todos los niños con dificultades de aprendizaje acusan problemas emocionales, los problemas emocionales suelen ser la consecuencia y no la causa de las dificultades de aprendizaje.

2º Todos los niños quieren aprender, todos quieren poder. Y un niño no se deja ayudar cuando ha dejado de confiar en los adultos que dicen que lo quieren ayudar, pero que en el fondo lo acusan de no querer. Estos niños ya han tirado la toalla, se sienten impotentes, puedes ver este cuento como ejemplo.


Seguimos con la historia: Cuando Mario estaba en 6º de primaria pensé que si Mario era inteligente, pero no conseguía aprobar las materias, quizá detrás del pretendido "bloqueo emocional" se nos ocultaba alguna otra cosa. Algún problema cognitivo que no le permitía hacer bien algunas de las cosas que se necesitan para sacar adelante la escuela... eso lo pensó la madre, es decir, yo con el sombrero de madre.

Dejé el sombrero de madre y me puse el sombrero de psicóloga, y empecé una colaboración con la Universidad de Barcelona para estudiar las dificultades de aprendizaje.

Descubrimos que Mario (en 6º grado) leía 43 palabras por minuto, lo que corresponde a una edad lectora de 1º de primaria.

Y aquí empieza la gestación del Glifing:

Primero nos centramos en las teorías vigentes en materia de dificultades de aprendizaje en general, para terminar centrados en las dificultades de lectura.
¿Por qué la lectura? Pues porque el 80% de las dificultades de aprendizaje lo son de lectura y porque un 60% del fracaso escolar se puede explicar por los problemas de lectura. La importancia que la lectura tiene en nuestro sistema educativo y en nuestro entorno cultural es evidente, así que los niños con esta carencia se arrastran por las escuelas luchando contra los elementos para sobrevivir en un mundo que les recuerda cada día que ellos "no son lo suficientemente buenos", no son lo suficientemente buenos para aprobar, para hacer felices a sus padres, para llegar a las exigencias de la maestra, para compararse con sus compañeros ... ¿Verdad que pueden imaginar lo duro que esto?
Una vez decidido nuestro centro de interés: los problemas de lectura, iniciamos un estudio teórico sobre los procesos lectores y buscamos bibliografía sobre experiencias que se estaban llevando a cabo en otros países.
Todo esto nos llevó al diseño de un primer piloto y Mario fue nuestro conejillo de indias. Tras un primer bloque de entrenamiento  Mario pasó de leer 43 ppm a leer 60, en un segundo bloque de sesiones pasó de las 60 a las 90 y por último, en un tercer bloque de entrenamiento se estabilizó entre las 120 y 140 ppm.

Esto fue todo un éxito personal para Mario, profesional para el equipo y social si conseguíamos que otros niños pudieran beneficiarse del beneficio de un entrenamiento.
Desde entonces, no hemos dejado de trabajar con diferentes profesionales implicados: psicólogos, pedagogos, maestros, logopedas, escuelas y sobre todo los niños con dificultades de aprendizaje, tanto desde de las escuelas, como desde los diferentes centros de reeducación psicopedagógica que han creído en las nuevas tecnologías y las nuevas aplicaciones.


Y hoy, con la misma ilusión del primer día, seguimos trabajando para que  Glifing llegue a todos los niños que lo puedan necesitar.